Tipo de terreno
Las berenjenas prefieren los terrenos fértiles y profundos, provistos de buen drenaje. Esta planta prospera muy bien con terrenos arcillosos-arenosos. Su pH favorito u óptimo es 6.5, aunque puede desarrollarse bien con un pH de 7.
Las berenjenas cultivadas en macetas es mejor proporcional un suelo ligero realizado a partir de una mezcla de arena y turba.
No toleran los suelos arcillosos que facilitan la acumulación de agua en sus raíces y son responsables de podredumbre y desarrollo de numerosas enfermedades.
No aguanta los suelos salinos.
Siembra y plantación
Las berenjenas se obtienen a partir de semillas. Las semillas de la berenjena se pueden conservar durante 5 o 6 años.
Antes de la siembra, es necesario poner las semillas dentro de agua a una temperatura de unos 21 ºC. Con ello se facilita la germanización.
La plantación de las semillas se lleva a cabo a finales de invierno o principios de primavera, sobre finales de marzo o principios de abril, después de las heladas.
Es conveniente plantar las semillas en macetas, que deberán mantenerse a cubierto a una temperatura entre los 18 y los 20 ºC. Una cajonera en un invernadero o un alféizar de ventana sería el lugar ideal para conseguir que germinen y nazcan las plántulas, lo cual suele requerir unos 25 o 30 días aproximadamente.
Riego
Las berenjenas necesitan riego abundante. Se han de regar especialmente durante la época en que crecen los frutos, para que estos tengan un desarrollo adecuado. Durante las épocas más cálidas, se calcula que cada día estas plantas necesitan una cantidad aproximada de 6 litros de agua por m2.
Las berenjenas son plantas muy adecuadas para cultivarlas en macetas o contenedores. En este caso hay que tener en cuenta que el riego debe ser muy abundante y constante para que la maceta no se reseque. Es importante que la maceta tenga un buen drenaje por debajo para que el agua no se acumule en las raíces. Una opción es colocar piedras en la base de la maceta, o utilizar macetas de barro, que transpiran mejor que las de plástico.
Preparación y abonado
Antes de plantar las deberemos preparar la tierra. Esta faena se realiza en invierno. Hay que remover la tierra bien para que esta quede bien desmenuzada. De esta manera se oxigena y se permite el mejor desarrollo del sistema radicular (raíces) de la berenjena.
Durante esta faena también se deberá aportar el estiércol, que resultará necesario para una buena producción. Una cantidad aproximada de 450 kilos por cada 100 m2 sería la adecuada. A esta cantidad de estiércol debería añadirse 500 g de nitrógeno, 1300 g de fósforo y unos 2700 g de potasio por cada 100 m2.
Además de este abonado de fondo, sería conveniente abonar superficialmente 2 o tres veces a lo largo de todo su proceso productivo, con una cantidad de unos 350 g de nitrógeno en cada aplicación por cada 100m2.
Ambiente y exposición del clima
Si se cultivan en lugares cálidos, crecen como plantas perennes. Si se cultivan en lugares fríos deben cultivarse como plantas anuales. (En este último caso, las berenjenas producen frutos hasta el momento en que el frío de otoño detiene su crecimiento o cuando la planta haya agotado sus reservas)Las berenjenas son plantas de procedencia tropical y subtropical. Requieren una exposición soleada, necesitando de 10 a 12 horas diarias.
En los lugares fríos es mejor cultivarlas en el interior de invernaderos. La berenjena no es resistente a las heladas, y se congela cuando la temperatura alcanza los 0 ºC, frenando su crecimiento cuando esta se encuentra entre los 10 y 12 ºC o cuando la temperatura es superior a los 40 ºC.
En lugares cálidos, crece fácilmente en el exterior. En lugares templados, requerirá una exposición bien protegida, por ejemplo una pared soleada. Para poder desarrollarse necesitan una temperatura mínima de entre 13 y 15 ºC.
La falta de luz en las berenjenas produce un aumento exagerado de la planta que adopta una forma alargada y larguirucha. Con poca luz esta planta no produce prácticamente floración y los frutos producidos no presentan una forma agradable ni una pulpa de buena calidad.
La temperatura ideal para su cultivo se centra sobre los 22 y los 27 ºC durante el día y de 17 a 22 ºC durante la noche. La temperatura ideal de floración se sitúa entre los 20 y los 30 ºC.
Aunque se trata de una planta perteneciente a la misma familia que los tomates o los pimientos, necesita mucho más de temperaturas elevadas que estos para poder crecer y producir abundantes frutos.
Humedad ambiental: Tampoco le es favorable el exceso de humedad, que puede ser la causa principal de numerosas enfermedades fúngicas, y de la falta de desarrollo o de la caída de las flores. Lo ideal es un lugar soleado pero aireado, al aire libre o con ventilación.
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